viernes, 9 de mayo de 2014

Ojalá, contigo.


Wait on me boy
Cry in the night if it helps
But more than ever I simply love you
More than I love life itself

Ojalá un día infinito, contigo
Ojalá una noche eterna, contigo
Ojalá un lugar perdido, contigo
Ojalá la vida, contigo

Ojalá poder parar el tiempo, contigo.

jueves, 20 de marzo de 2014

Fulanismo

Me han pedido un artículo sobre liderazgo y, como quiera que yo no soy experta en liderazgo -probablemente tampoco en muchas otras cosas, tan sólo inquieta y curiosa- voy a hablar de un fenómeno con el que sí estoy familiarizada: el Fulanismo, entendido como "porque lo dice fulanito de tal"

La red nos ha aportado más -muchísimo más- bueno que malo pero, no por ello debemos obviar ciertos hábitos que hemos adquirido y que dicen muy poco de quien los practica, hábitos que por otra parte no son nuevos, son tan viejos como el ser humano, incluso inherentes a él, pero que en la red han dado lugar a lo que llamamos "gurús" y yo refiero como "fulanismo" (sustituye "fulan" por el nombre que quieras). Tal y como yo lo veo, el fenómeno del "fulanismo" traspasa el concepto de gurú aunque está estrechamente relacionado con él, normalmente "fulanito de tal" es -o está en ciernes de ser- un gurú y no siempre es un experto, es más bien "famoso", muy visible, es un líder... también era un líder Jim Jones y todos conocemos la historia (si no, pincha aquí). 

El avance en todos los campos de la historia, es fruto de los que fueron capaces de discrepar, de cuestionar al maestro, al líder, al gurú -el hinduismo enfatiza la entrega del discípulo al gurú: un refrán relacionado dice que «la puerta de la iluminación es muy baja, y nadie puede entrar sin agachar la cabeza» (controlar el propio ego). Wikipedia-. Cuestionar al maestro no sólo es positivo sino deseable, un buen maestro, un líder, un gurú, debería invitar a sus alumnos, a sus subordinados, a sus seguidores a cuestionarle, a ser curiosos y leer, investigar, discrepar, disentir... ¿imagináis cuántas cosas no se habrían inventado si todo el mundo hubiera dado por sentado lo que era ampliamente aceptado? 

El líder debería ademas ser humilde hasta el punto de no sólo animar a disentir si no también escuchar a quien disiente, incluso estar dispuesto a cambiar de opinión. Jamás se debería criticar a nadie por haber cambiado de opinión ni por haber estado equivocado si este reconoce que se equivocó y expone los argumentos que le han llevado a cambiar de opinión, yo añadiría el derecho a cambiar de opinión a la declaración de derechos universales, de otra manera el progreso es imposible, imaginad que tenemos un proyecto y nos hemos equivocado... y no podemos cambiar de opinión.

Internet y las redes sociales se han convertido en el campo de cultivo perfecto para este tipo de personajes, y sus seguidores, aunque no toca hablar de los seguidores, me gustaría hacer un pequeño inciso y llamar la atención sobre los trolls y los "haters", todos conocemos casos de gente que ha tenido que irse de Twitter -por ejemplo- ante un ataque de estos.

El fenómeno del "fulanismo" llega a tal punto que hay gente que tan sólo con haber leído el blog, el libro y/o los artículos de fulanito de tal es capaz de darte toda una lección de economía en 140 caracteres, ¿y por qué?, porque lo dice fulanito que es muy leído y piensa como yo... ¿no será que tú piensas como él y ni te has molestado en interesarte por lo que piensan los demás? -siendo "los demás" un montón de autores que han escrito al respecto, que internet también ha "socializado" eso y ahora tienes bibliografía del tamaño de la Biblioteca de Alejandría a un clic-. Hay otro tipo de gente que se agarra a un hashtag, a una idea, una campaña y se lanza a disparar contra todo aquél que no piense como él y su fulanito, lema, campaña, o movilización de turno.

Somos masa y actuamos como tal por eso nos aferramos a un líder, una idea, un periódico, un autor, etc y ni nos molestamos en mirar más allá pero, creedme, el progreso se lo debemos a  los que se salieron del grupo y cuestionaron al líder, no seáis fulanistas, sed curiosos.

      

martes, 14 de enero de 2014

Ella... de la tristeza y los problemas. Conversaciones.

Adoraba esos momentos en los que hablaban, no podía evitar una sonrisa en su cara, pero a veces surgían cosas que le entristecían y daban para escribir al respecto y ésta era una de esas: ¿No es duro absorber tanto? ¿Cómo lo manejas? ¿Cómo lo expulsas? Hablaban de la tristeza...

Ella respiró, y contestó: - Durísimo! Paciencia y fuerza, cielo, no queda otra. Convenciéndote de que no ganas nada lamiéndote las heridas, de que es mejor ocuparse que preocuparse y... llorándotelo, también, un poquito, es como una manera de decir: "Vale, ya me lo he llorado, ahora a ocuparse".

Ella pensó: Los problemas existen, a cada cual (y a cada edad) le parece que los suyos son los más horribles, pero eso no cambia el hecho de que haya que gestionarlos y de que, puesto que la existencia no admite representantes, cada uno debe gestionar sus propios problemas. Pero en este caso se trataba del problema de un hijo, en este caso estaba justificado que los hiciera suyos. A los hijos hay que darles las herramientas necesarias para aprender a gestionar sus problemas, no deberíamos resolverlos nosotros, les privaríamos en ese caso de una parte importante de su crecimiento personal, la vida es durísima y no vamos a estar allí donde nos necesiten, siempre que nos necesiten, de hecho sería lo más deseable que no nos necesitaran, es duro, pero es así, es la consecuencia natural de hacerse adulto.   

Pero se estaba yendo del tema, no era esa la cuestión... ¿Cómo se gestiona la tristeza?

En principio: mal! Es "humano" que nos afecte, incluso que nos "hunda" y nos arranque unas lágrimas, pero es inútil estancarse en ese sentimiento, si lo haces, el agujero que dibuja la tristeza cada vez será más profundo y cada vez te costará más salir de él, es un pozo sin fondo, en el que nunca ves el final.

A veces, lo que provoca esa tristeza no tiene solución o la solución es lenta, incluso a veces no depende de nosotros, en ese caso no queda otra que aceptarlo y seguir adelante, seguro habrán miles de cosas capaces de llenar el espacio que ocupa ahora la  tristeza, pequeñas cosas que acontecen a nuestro alrededor, podría ser incluso que, inmersos en nuestra tristeza, no nos demos cuenta de esas otras cosas; de hecho, si estamos "hundidos" en el agujero oscuro de la tristeza no seremos capaces de ver lo que pasa fuera y corremos el riesgo de perdernos esas otras "cosas bonitas" capaces de llenar ese agujero dibujando la escalera que nos permita salir de él. No es fácil pensó ella. Y no lo era... pero era necesario.

Pero, seguía yéndose del tema ¿Y si esa tristeza es la tristeza de alguien a quien quieres? ¿Y si esa tristeza es la tristeza de un hijo? ¿Y si te sientes culpable de esa tristeza? Era complicado, de alguna manera ella también se sentía triste porque le quería... y le entristecía ¿Puede la tristeza contagiarse?... Puede cuando alguien te importa, sin duda. 

Es normal sentir como propia la tristeza de los hijos pero, es necesario que se enfrenten a ella. Es nuestra labor como padres proporcionar a nuestros hijos las herramientas adecuadas para afrontar las situaciones que les provocan tristeza y, saber que puedes contar con tus padres cuando crees que todo se hunde a tu alrededor es importante y decisivo a la hora de enfrentarse a los problemas con éxito. Poco a poco irán necesitando menos de nosotros, es paradójico el hecho de que entristece saber que tus hijos crecen y ya no te necesitan en la misma medida que satisface ver que se han convertido en personitas independientes capaces de gestionar (bien) sus tristezas y problemas; porque tenerlos, los tendrán, es utópico pensar que no vaya a ser así y es nuestra labor proporcionarles la destreza para enfrentarse con éxito a ellos y no desdeñar el hecho de que la experiencia es un plus y los problemas, incluso los que se resuelven sin éxito, son también una buena manera de aprender y adquirir capacidades para enfrentarse a ellos en el futuro.

No podía darle más respuesta que la que se deduce de estas lineas: consejo y consuelo; y mimos, muchos mimos: un beso todo lo cura! 

Además de enfrentarte a la tristeza de un hijo deberás enfrentarte a la tristeza que ella te causa, y no es fácil -pensó- en ese momento deseó abrazarle y besarle.