sábado, 10 de noviembre de 2012

Ella, ahora que nadie nos oye...

... te contaré algo sobre estos últimos meses:

Sobre la amistad y otros cuentos.

No es difícil hablar sobre amistad, creo que a estas alturas de mi vida puedo contar con pocos amigos, ya lo dije en otra entrada, pero tan buenos que parecen legión. Si alguien se mide por la calidad de sus amigos yo puedo considerarme afortunada, mucho!

Empezaré por las "decepciones", lo otro es fácil, hablar de los amigos que quieres y te quieren es fácil, hablar sobre los que creíste eran amigos no lo es tanto, implica "desnudarse", admitir que te equivocaste y, por qué no, que dolió. Pero el pasado, y los errores, son eso: experiencias y sirven para aprender.

Le abrí las puertas de mi casa, hasta entonces no nos habíamos conocido personalmente pero había cercanía, ella estaba pasando por momentos difíciles y además yo colaboraba en un proyecto del que ella formaba parte. Surgió la oportunidad de conocernos en persona y le abrí las puertas de mi casa, no una sino dos veces. Y era encantadora, me trajo hasta "regalos", ya lo decía mi abuela: "a una casa a la que te invitan no debes ir con las manos vacías", yo soy de la vieja escuela y así me lo tomé. Lo cierto es que en poco tiempo se había convertido en una "gran amiga", incluso le hablé de un tema personal -en realidad me preguntó directamente, me "sonsacó" en plan "súper amiga"- que no sabía nadie, y no es que fuera un secreto ni pudiera "no contarse", era simplemente, que nadie sabía nada al respecto. Pero ella tenía que saber... y ese fue su error, a raíz de eso se "destapó" toda una trama de mentiras, engaños, difamación... y descubrí que su acercamiento había sido "interesado" desde el principio, aquella que creía era una muy buena amiga, era una persona "enferma" cuyos tejemanejes me habían alcanzado, por casualidades de la vida, a mi... y a mucha más gente, cuyo "buen rollito" respondía a intereses particulares. Y digo particulares porque lo hizo al margen de otras personas, con las que colaboraba, colaborábamos,  que habían depositado su confianza en ella y no tenían la menor idea de lo que ella hacía "por detrás". Y claro, la verdad solo tiene un camino... y se supo todo. Esta amiga que nunca lo fue consiguió exactamente lo que no pretendía, que se destapara un asunto mucho más turbio que sus intenciones que de por sí ya eran oscuras.

Llegados a este punto, y siendo mujer como lo soy, os contaré un secreto, un secreto a voces, las mujeres somos "brujas"... mis mejores amigos son la mayoría de sexo masculino, cuando logras traspasar la barrera de lo afectivo, y de lo sexual, no hay mejor amigo de una mujer que un hombre. 



Respecto a los buenos amigos, a los de verdad, poco que decir que no sepáis, qué los cuidéis y sobre todo ya sabéis, pues lo he repetido en varias ocasiones, tú mejor amigo eres tú mismo, así que... quiérete mucho! 

Buen finde!!

Lisy.