jueves, 29 de octubre de 2009

De los valores.

¿Hemos sacrificado nuestros valores en pro de la modernidad? ¿Es el hombre el peor enemigo de si mismo?. Permitidme que use el sustantivo "hombre" para designar a la raza humana, tanto hombres, como mujeres, que no tengo ganas de andar con tonterías.

De ser así significaría que un hombre puede pasar por encima de otro si el fin lo justifica. Que las mujeres somos dueñas y señoras de nuestro cuerpo, aunque esto signifique matar a un ser humano. Que con dinero se puede comprar todo, que el poder corrompe, etc. Y, decidme, todo lo anterior, ¿os suena?, ¿no guarda un gran parecido con nuestra sociedad actual?. ¿De que adolece el ser humano? Pues, a mi modesto entender, de valores. Y quien este libre de pecado que tire la primera piedra.

Que el fin justifica los medios, es una burda excusa de aquellos que no teniendo la conciencia tranquila, buscan racionalizar sus actos para dormir mejor.

Del nasciturus se han escrito ríos de tinta acerca del momento en el que adquiere la condición de persona y de si es lícito abortarlo o no, resultaría ocioso reproducirlos aquí y ahora, sin embargo, a grandes rasgos y haciendo una simple comparación, si el código civil le otorga derechos, como el de heredar, desde el momento de su concepción, ¿no es un derecho nacer?, ¿Qué derecho ha de prevalecer, el de la madre a decidir o el del niño a nacer?. Los niños no nacen por obra y gracia del espíritu santo, acaso la madre no tomó, libremente, amen de la violación, la decisión de mantener relaciones sexuales, ¿Acaso no pensó que se podía quedar embarazada? ¿Por qué ha de pagar los platos rotos un ser indefenso? ¿No debería el Estado proteger a la madre para que no se plantee, al menos por motivos económicos, abortar a su hijo? No, es mejor gastarse el dinero de todos en proteger a los bancos, a los autores, al cine español, la alianza de civilizaciones, a los ayuntamientos regentados por partidos políticos afines a Eta, y en pagar a cientos de asesores, colocados a dedo, que solo sirven para pagar favores políticos, en coches oficiales y demás gastos suntuarios e innecesarios de nuestra casta política, vampiros chupa presupuestos, parásitos de esta España desmembrada.

¿Acaso no estaba bien la ley del aborto conforme estaba? ¿Quién demandaba un cambio? Me vienen al pensamiento unos cuantos progres, con ganas de protagonismo y las prósperas clínicas abortistas, ¿declararan, estas últimas, todos sus ingresos a Hacienda? ¿Sabíais que la mayoría de abortos se pagan en efectivo?

Quien quiera abortar que lo haga, a tenor de sus propios valores y circunstancias, pero no hay necesidad de convertirlo en un derecho, y para los que aducen que la madre no debería ir a la cárcel por abortar, recordarles que el aborto ya estaba despenalizado, que no hay, en España, ni una sola mujer en la cárcel por abortar.

Sobre si se puede comprar todo con dinero y sobre si el poder corrompe, os remito a los periódicos y a las noticias de cada día. Yo diría que al ser humano le faltan valores, hoy gozamos de una tecnología jamás imaginada, y lo que está por venir, pero hemos perdido algo muy importante en el camino, los valores.

Lisy.

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