jueves, 22 de marzo de 2012

#Carmenyonotecompro

Ayer Carmen Rigalt escribía un articulo de opinión titulado "La Secta" en El Mundo, concretamente en Orbyt, transcribo el último párrafo aunque recomiendo la lectura del articulo entero aquí, por gentileza de Sebastian Puig, @lentejitas.

En la secta, como yo llamo a Twitter, hay gente que colecciona horas libres y gente que no tiene ni tiempo de ir al excusado. Gente de pulsiones exhibicionistas y ansiosas, gente que se anuncia y gente que intenta darle una utilidad al asunto argumentando que Twitter es un arma indispensable para ejercer la profesión (periodismo, en este caso). Gente que vive para que hablen de ella y gente que habla de la gente. Gente efímera que se resume a sí misma en 140 caracteres. Gentecilla, o sea.

Me va a permitir que la tutee Sra. Rigalt, ya que Vd. me ha llamado gentecilla, supongo que no le afeara el hecho de que me permita tratarla de tú, aunque sólo sea en el título.

Yo empecé en esto de Twitter hace relativamente poco, algo más de un año, aunque me considero parte del "patio" no soy pionera, ni mucho menos una tuitera influyente.

Al principio seguí periódicos y periodistas, porque me era más cómodo leer 15 noticias en 15 medios diferentes y contrastar, que comprarme 15 periódicos y porque, muchas de las cosas que leía no se encontraban en "los canales oficiales", así es como empecé a seguir a "personas", gente que siendo unos periodistas y otros no, tenían algo que contar, tenían opinión y sobre todo, no estaban manipulados o dirigidos desde un consejo de administración. 

Al principio retuiteaba aquello que me parecía interesante pero sobre todo me informaba, ya sé, a Vd. le parecerá que eso no es informarse, que esa labor es cosa de "periodistas" y que cualquiera que escriba algo en la red no merece credibilidad a priori, y en eso coincido, pero ya procuro yo contrastar y sobre todo: discriminar, no se apure.

Poco a poco empecé a tener contacto con "esa gentecilla" como Vd. dice, algunos incluso compañeros suyos de profesión, gente que estaba en cualquier parte del mundo, incluso, me animé a "opinar" también yo, pues opinión, tenemos todos oiga!

Aún hoy me sigue "enganchando" poder mantener pequeños diálogos de 140 caracteres, a veces menos, con personas con las que ni había imaginado poder hacerlo, haber tenido la ocasión de"desvirtualizar" a algunos, tener 133 seguidores, gente que, de algún modo, le interesa lo que digo. Y para que no me tache Vd. de seguir sólo a quienes son "de mi mismo parecer", de obtener información sesgada, le diré que entre las 159 personas que sigo hay gente de todo tipo, de los que opinan como yo y de los que no, amigos personales a quienes conocía antes de Twitter, gente con intereses afines a los míos y gracias a la cual he podido ir a charlas, presentaciones de libros y eventos varios sobre temas que me interesan. Que para noticias sesgadas ya tenemos los informativos de la televisión y la mayoría de la prensa escrita. En Twitter la gente, incluso sus compañeros, se siente más libre al opinar y esto no es más que mi humilde parecer, fruto de mi experiencia. 

Ya ve Sra. Rigalt, todo el mundo es un periodista en ciernes. El quinto poder, todos somos relatores de lo que está pasando. Comunicarse no tiene limites. Quizá es esta parte la que a Vd. no le gusta, la de que "cualquiera" pueda ser un altavoz del día a día, un contador de noticias, una persona con opinión. Quizá porque Vd. sea de las que piensa que eso sólo está reservado a periodistas de carrera, quizá porque a Vd. esto le parezca intrusismo o como dice: "Gente que vive para que hablen de ella y gente que habla de la gente. Gente efímera que se resume a sí misma en 140 caracteres. Gentecilla, o sea" . El mundo está cambiando y cuando soplan vientos de cambio hay que construir molinos, no paredes. K. Roberts. 

Twitter no es toda mi vida, pero sí una parte importante de ella, es donde me mantengo informada, a través de canales "no oficiales" también es donde tengo un hueco para expresar mi opinión a quien quiera oírla. Así que yo no la compro Dña. Carmen.

Lisy.